Nos pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, descansando y soñando con otros mundos que son también el que imaginamos, construimos paisajes conocidos y los deformamos como si escucháramos una banda sonora psicodélica, podemos volar, enfrentarnos a nuestros miedos, dejar de lado nuestro físico y ser héroes, o martirizarnos con pesadillas que proyectamos desde la oscuridad de nuestros pensamientos. Y en esas horas de sueños y alucinaciones nuestra mente aprovecha también para traernos de regreso a amigos pasajeros que pasaron por nuestras vidas, otras veces volvemos a ser niños y viajamos a la antigua casa de nuestros padres o abuelos y de paso vemos sus rostros jóvenes como si el tiempo no hubiera pasado, y siempre tenemos la posibilidad de reencontrarnos con esas personas que se nos fueron. Esta noche soné que eran las fiestas del pueblo, era un jovenzuelo que montaba en los coches de choque y a mi lado estaba mi prima, en mi sueños ella tenía la misma edad que cuando falleció, los dos teníamos veintitrés años cuando sucedió, yo veraneaba aquel día por la costa valenciana y me fui a dar una vuelta en moto con un colega hasta llegar a una playa donde solo había viento, calor, una buena jarra de cerveza y ese sentimiento de libertad y de eterna juventud que te hace creer que nada puede tocarte. De regreso a nuestro lugar de veraneo y según nos bajamos de la moto nos enteramos que mi prima había fallecido en un accidente de tráfico, y fue como atravesar una puerta y sentirte de repente tan frágil que todo a tu alrededor envejece mil años. Nunca asumí aquella noticia, así que, para mí, ella nunca se fue, a veces surge con su melena rubia y esa personalidad que me hacía reír, y volvemos a revivir algunas de esas aventuras de niños, o se presenta en alguna reunión familiar o en una fiesta soñada con amigos con su gran sonrisa, simplemente cierro los ojos y espero que aparezca. Este post va por mis sueños, y va por ti, mi querida Maite.
Otis Gibbs - "The Trust of Crows": Es difícil entender como los lanzamientos discográficos de este tipo tienen tan poca repercusión. Este es su décimo álbum y según las pocas críticas que he leído uno de los mejores, a mí también me lo parece, rock de raíces americanas y una personalísima voz ronca que parece un cruce entre Tom Waits y Bruce Springsteen, como lo son sus composiciones. Un magnífico trabajo de este cantautor, folkie y rockero, y que para mí ya es uno de los mejores discos del año. (📻)