domingo, 30 de agosto de 2020

"An Elephant Sitting Still (Hu Bo, 2018)"

Si ya es difícil buscar tiempo para ver cuatro horas de película, más difícil es que esas cuatro horas te aporten algo más que una buena historia."An Elephant Sitting Still" tiene un ritmo pausado, con largos plano secuencia en los que el director juega con las miradas y los silencios de los actores para crear un universo tan deprimente como hipnótico. Pudiera parecer un film para snobs o cinéfilos que doblan sus piernas ante las películas asiáticas, pero no es así, a lo largo de esas cuatro horas que transcurren en un día siempre pasa algo, vueltas y regresos que te mantienen postrado a la silla como si tú mismo vivieras en esa ciudad pobre e industrial siendo testigo de las vidas de unos personajes que deambulan por esta sin escapatoria, sin esperanzas en el futuro, víctimas de su angustia y en algunos casos de su propia decadencia. Hu Bo, su director, se suicidó después de acabar el rodaje, con 29 años de edad, y desde luego su mirada existencial está expuesta en cada plano, en la interpretación de sus actores, en la música o en la maravillosa fotografía..., todo para crear una película que debería ser un clásico, como un elefante impasible que ignora el mundo mientras permanece siempre sentado, imagen que nunca aparece pero que simboliza la espera por vivir; como dice uno de los personajes: "la vida no mejorará, se trata de agonía, y esa agonía comenzó cuando naciste, ¿crees que un nuevo lugar cambiará tu destino?, es pura mentira, lugar nuevo, sufrimientos nuevos..., nadie entiende realmente la existencia". Un póstumo relato, tan bello como desolador, pero que a mí me ha encantado.

sábado, 1 de agosto de 2020

"Cinco discos para recordar un mes" (Julio 2020)"

Me apoyo en la barra de un bar mientras bebo otra copa más y veo cómo a lo lejos la gente disfruta en la pista de baile, miro, observo, y decido pedir otro whisky, limpio mis manos con gel hidroalcoholico y acerco el vaso a mi boca esperando que mis pies se lancen hacia alguna parte, pero sigo anclado, con el dilema de aislarme o socializarme, y esa parece que va a ser la tónica general de este caluroso verano que no tiene pinta que nos vaya a dar tregua; pero qué más da, siempre podremos echarle la culpa a alguien, ahora los jóvenes se han convertido en nuestros condenados, ellos y sus hormonas, su irresponsabilidad y su falta de conocimiento. Pero lo cierto es que el edificio ya estaba construido, es nuestro modelo de sociedad, ese que lleva décadas sobrevolando la pobreza, las desigualdades, las guerras y las otras enfermedades desde un globo aerostático sin dejar de disfrutar del viaje..., pero ahora que este viaja sin rumbo no queda más remedio que ocultar las contradicciones, pacificar nuestras confusas mentes y buscar la autoflagelación para que nuestro edificio no se derrumbe. Y terminará el verano, y llegarán los niños, ellos serán los siguientes con los que esconder las miserias y justificar nuestros intereses, porque el dinero no solo vuela, también se construye. Yo solo sé que cumpliré medio siglo, que lo haré con una copa en la mano, y si es posible bailando una canción soul aunque tenga que sombrear mi propia pista de baile...; antes cerraré el mes de Julio con unos cuantos discos que han salido al rescate de un mes musicalmente un tanto flojo. Estos son algunos de los que me han acompañado.