Angel Olsen tiene la magia y la capacidad de que sin ningún esfuerzo aparente su voz puede alzarse sobre tus sentidos y secuestrar por completo todos tus pensamientos, apartarte de tu mundo y envolverte en el suyo con una facilidad asombrosa, así que, no fue extraño que el silencio, la emoción y la sensación de estar asistiendo a un grandísimo recital provocaran que durante hora y media toda nuestra atención no se desviara en ningún momento de aquella figura vestida de negro que de igual forma iluminaba con su sonrisa la nuestra.
Viéndola sobre el escenario, y a pesar de las buenas críticas de sus discos, especialmente el último, uno tiene la sensación de que posee esa misteriosa presencia que la hará permanecer durante muchos años al más alto nivel creando, componiendo e interpretando sus temas, porque no tengo duda que esa voz que acalla el silencio tiene incluso más margen de mejora para crear buenas canciones y convertir su propio camino en una singular carrera tan reconocible como extraordinaria.
Antes, y como teloneros, aparecieron Hand Habits, con Meg Duff a la cabeza del trío, bien es verdad que su estilo es muy lineal pero canciones como "Placeholder" o "Can´t Calm Down" sonaron estupendas. Tuvieron media hora, lo justo para abrir boca e ideales para prepararnos a lo que Angel Olsen nos tenía reservado, y no solo cumplieron sino que mantuvieron el interés de buena parte del público que seguramente desconocía quienes eran. En ocasiones me recordaron a Beach House con ese indie-folk-rock melancólico que resonó por la sala y que tuvo sus mejores momentos cuando Meg Duff punteaba su guitarra eléctrica.
Media hora después, Angel Olsen y su banda ocuparon el escenario y tras una introducción atacaron con "All Mirrors" definiendo desde el principio lo que venían a defender y cómo lo iban a hacer. Particularmente me empezaron a seducir con la tercera canción, una maravillosa interpretación de "Impasse" que convirtió un buen show en un espectáculo repleto de esos instantes mágicos que elevan la calidad de un concierto y que transforman esos momentos en recuerdos. Destacaría el tramo central, cuando recurrió a sus éxitos de anteriores discos: "Sister", "Shut Up Kiss Me" y "Forgive Forgotten", en especial "Sister", a los que siguió "Windows", "Acrobat" (esta elegida por el público) y una hipnotizante "Endgame" con la que cerró un recital que en mi caso había superado mis expectativas.
Volvieron para un único bis, "Chance", quizás la mejor canción de su último álbum y uno de los motivos por los que asistí al concierto, una despedida enrome de una Angel Olsen real como la vida misma y que con 33 años tiene todavía todo el futuro por delante.
"Escribimos para justificar nuestra existencia y comprar un billete de lotería para la inmortalidad que, por supuesto, nunca resultará premiado" Elliott Murphy
domingo, 2 de febrero de 2020
Angel Olsen, Sala But, Madrid 25/01/2020
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