sábado, 24 de febrero de 2024

Israel Nash - "Sala Copérnico, Madrid (22/02/24)"

No veía en directo a Israel Nash desde hacía más de una década, creo que fue en la presentación de su disco "Rain Plans" (curiosamente fui con los mismos amigos con los que coincidimos el otro día), y todavía recuerdo salir de aquel concierto con la satisfacción del que reafirma que no solo sus discos son magníficos sino que además hablábamos ya de uno de los músicos con más talento del rock. Diez años después, Israel Nash ha aumentado su colección de canciones con discos tan estupendos y completos como: "Lifted", "Topaz" y su último trabajo "Ozarker" del que vienen a decir que es su "Born In The USA" particular, canciones quizás más comerciales y una producción más limpia pero en mi opinión un discazo, aunque yo siempre lo emparejo más a Neil Young que al propio Springsteen. Sea como sea, tiene su propia personalidad, lleva una banda magnífica y verle en directo es toda una experiencia de la que sales como si el tiempo se hubiera parado y todo hubiera girado por unos momentos en torno a esa voz y esas guitarras que parecen hipnotizarte y dejarte sumido en un estado de ánimo de euforia capaz de ralentizar tu propia rutina.

Ya antes de entrar, un día lluvioso y ventoso en Madrid en el que nos refugiamos en un pequeño bareto, sabía que no me decepcionaría, pero casi salí más entusiasmado que aquella lejana fecha que le vi por primera vez. Fue como un sueño que duró algo más de hora y media de intensidad, y en el que presentó gran parte del "Ozarker" (lástima que no se acordase de "Going Back", una de mis canciones preferidas del año pasado), recurriendo también a los grandes temas del "Rain Plans" (increíbles la interpretación de "Rexanimarum" y de "Mansions" al final del concierto y la propia "Rain Plans" con la que poco a poco dieron por finalizado aquella ilusión psicodélica en la que viajábamos).

También tuvimos la oportunidad de escuchar "Woman At The Well", la maravillosa "Lucky Ones" o "Rollin On" de trabajos anteriores entre otras, en un concierto que parece estar milimetrado al detalle y que sin embargo te deja la sensación de estar viendo algo único, la voz y las canciones de Israel marcan el hechizo mientras las guitarras se retuercen y los punteos se alargan alcanzando una épica rockera pocas veces disfrutable en un concierto de rock. No sé si alguna vez volveré a encontrarme con Neil Young y sus Crazy Horse, ojalá tengamos la oportunidad de revivir experiencias pasadas, pero a falta de Neil tenemos a Israel Nash y su banda en su mejor momento.


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