miércoles, 25 de octubre de 2017

"Alucinaciones"

El pelo se le revuelve, de sus ojos las lágrimas se convierten en negras alucinaciones que antes habían jugueteado con su nariz, ahora sus manos tiemblan y la seguridad de sus palabras se tambalea ante gritos sordos que ahogan su llamada. Ella siente que sus piernas se le doblan misteriosamente, que su cuerpo se resbala entre las baldosas del suelo y que su sonrisa se estrecha cuando recuerda que mañana será otro día.

Próximo a aquella súplica tú pasas corriendo, notas como tu respiración se agota ante tu débil objetivo y como tu pulso es un caramelo que se desvanece lentamente en tu boca. A tu alrededor no hay verdaderas amistades que marquen tu destino, ni flores ni pasarelas gratuitas que te indiquen tu camino; a tu alrededor sólo hay piedras y barro, ojos perdidos que miran demasiado tiempo bajo sus sonrisas y que tarde o temprano se despedirán de ti con la letanía de un último suspiro que será mortal.

De repente, bajo el brumoso amanecer de un cielo que todavía no se ha despertado, y mientras sientes como tu sangre se aleja de tus venas, algo te frena de golpe, a tus pies surge una estatua ennegrecida, es un hombre mutilado, de boca rasgada y reflejo inexistente, con ojos carcomidos por las arrugas y un rostro del que supuran imágenes y recuerdos de una vida pasada..., ahora es una piedra de rugosa apariencia que permanece escondida tras una roñosa gabardina.

Las calles se oscurecen a tu paso, remolinos gigantescos de cabezas cortadas sobrevuelan la ciudad y aves de cinco alas se precipitan al vacío blandiendo sus rosados picos mientras un espantoso eco resuena en la ciudad. Entretanto un humo azulado escapa de unos enormes ojos negros que parecen mirar hacia otro lado pero de los que tú pareces conocer su rostro, entonces una blanca sensación entorna su expresión, ahora hay colores que rizan el cielo, nubarrones que se despejan de tu cabeza y rayos del color de la sangre que se estrellan contra tu cuerpo a más velocidad que tus propios sentimientos.

No muy lejos de aquel deslumbramiento, una escarcha recubre un cuerpo inerte, de éste sobresale su cabello, totalmente revuelto, y una afilada y rosada punta que aparece clavada en un brazo que ya no es el suyo mientras en sus oídos resopla su última alucinación que próximamente también puede ser la tuya...

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