Emocionante e intenso el recital que nos ofreció Nick Cave y sus Bad Seeds, un concierto centrado en las canciones de su último gran disco que sonaron espectaculares, además de recurrir a algunos de sus grandes temas como "Jubilee Street", "From Her To Eternity", "The Mercy Seat", "The Weeping Song", "Tupelo" o "Into My Arms" que cerró la noche con el público coreando ese último bis que parecía devolvernos poco a poco a la realidad. Porque Nick Cave y sus magníficos músicos y coristas hicieron que durante dos horas y media el mundo exterior nos diera una pausa y consiguió que nuestros ojos y mentes quedarán hechizados por el carisma y el talento de una figura que con ya 67 años sigue demostrando que la belleza y la rabia son capaces de transformarse en una única nota hasta lograr que el que le escucha caiga en sus redes con la sensación de que él también es el protagonista de esas canciones. Todavía sigo con la piel erizada cuando mi mente regresa a ese palacio de deportes y vuelve a asomarse desde la lejanía a esas interpretaciones de "Bright Horses", "I Need You" y "Carnage", que supusieron un tramo de concierto tremendamente emotivo, canciones de una última etapa asolada por sus desgracias familiares y expresadas emocionalmente hasta un nivel tan sublime que hace que su dolor y esperanzas sean también nuestras. Porque al fin y al cabo, no fue solo un concierto de rock, uno de los mejores de este año, fue también una celebración de todo lo que significa estar vivo y de lo que dejamos atrás cuando morimos, un estudiado ritual que sonó litúrgico e inmortal, y que resonará por siempre en nuestros recuerdos.
"Escribimos para justificar nuestra existencia y comprar un billete de lotería para la inmortalidad que, por supuesto, nunca resultará premiado" Elliott Murphy
sábado, 26 de octubre de 2024
Nick Cave & The Bad Seeds - "Wizink Center 25/10/2024"
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