domingo, 23 de octubre de 2022

The Black Crowes, Dewolff, Wizink Center 18/10/2022

Solo había que darse una vuelta alrededor del Wizink Center y ver los bares abarrotados y una multitud que rebosaba alegría para darse cuenta que este concierto era una cita ineludible, son los sonidos del pre-concierto: los vidrios chocando, las sonrisas, el entusiasmo, los reencuentros y los abrazos. Abrieron la noche los holandenses Dewolff a los que cuatro años atrás había visto en la sala el Sol dando un conciertazo de esos que se te quedan grabados; en esta ocasión tuvieron tres cuartos de hora para demostrar sobre un escenario muy distinto al que los vi lo grandes que son y darse a conocer ante un público afín a ese rock psicodélico que a pesar de su juventud dominan, y creo que lo aprovecharon, de hecho no se me ocurre mejores teloneros para los Crowes que ellos. No me cansaré de decirlo, son muy buenos, y encima tocaron entre otras esa maravilla que es "Tired Of Loving You".
 
Media hora después, y muy puntuales, aparecieron los Black Crowes en escena que interpretaron en orden su primer álbum "Shake Your Money Maker" editado en 1990. Todo funcionó con el guión preestablecido, con un público entregado de antemano disfrutando de aquellos temazos que marcaron su juventud y con un Chris Robinson que no paró de moverse como una culebrilla y que desplegó todo su carisma. Después siguieron con varios de sus hits más conocidos: "Wiser Time", "Sting Me", "Thorn In My Pride" y "Remedy" con la que dieron la puntilla a un gran recital y que remataron con un único bis, el "Rock Offs" de los Rolling. Se les puede poner algún pero, algunos hablaban de que los que acompañan a los hermanos son músicos mercenarios que no se implican, de la seriedad de Rich Robinson que nos enseñó toda su colección de guitarras, o de que un par de bises más hubieran redondeado la noche (lo cierto es que en Madrid interpretaron un tema más de lo que habían ido ofreciendo en el resto de su gira), pero lo que queda finalmente es que fue una gran cita con el rock´n´roll, una necesaria ceremonia que de vez en cuando ha de asomarse en los pabellones y en los estadios para seguir sintiendo que el rock sigue siendo ese acto litúrgico en el que tan importante es lo que sucede sobre el escenario como el ambiente que este genera.
 
Fue una gran noche de martes, y yo disfruté mucho de la compañía y el reencuentro con amigos que hacía tiempo que no veía, bebimos, reímos y nos dejamos llevar por esos momentos que solo la noche, la calle y el rock´n´roll pueden ofrecerte hasta conseguir hacerte olvidar que el despertador volvería a sonar en una horas. Por cierto, ese mismo martes me enteré del fallecimiento de Robert Gordon, larga vida al rockabilly.

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