Tenía muchas ganas de volver a sentirme parte integrante de todo el circo que se monta alrededor de un festival, de ir de un escenario a otro para toparme con artistas a los que siempre es un placer verles en directo o descubrir alguna que otra banda que te devuelve esa sensación de que en ese momento estás en el lugar adecuado, y por qué no, ver a esos grupos que aunque no me sean muy afines a mis gustos siempre tienen alguna canción de esas que se mantienen aunque pasen los años. En esta ocasión me acerqué un par de días al Mad Cool y lo hice con la ilusión de un jovenzuelo que se enfrenta sin dificultad al calor, las caminatas y a las posibles colas pero con las piernas de un adulto que además arrastraba los rastros finales de un covid pasado. A pesar de que la organización del Mad Cool no es santo de mi devoción, hay que reconocer que no tuve problemas en los accesos, ni en las barras y que todo funcionó tal y cómo se espera de un acontecimiento que ya ha tenido años atrás la experiencia suficiente para que todo discurra en buena línea y solo se vea alterado por los contratiempos inevitables como lo fueron la cancelación a última hora de algunas bandas contratadas (la más dolorosa para mí fue la de los Black Pumas).
Por lo demás, excelente ambiente, con todos los artistas con muchas ganas, y si bien no hubo ese concierto que recordaré toda la vida si hubo unos cuantos que disfruté mucho: "The War On Drugs", "Pixies" y "Florence" principalmente; luego otros que no estuvieron mal aunque no son tanto de mi gusto: "Incubus", "Kings Of Leon" (segunda vez que les veo y la misma sensación de que tienen canciones pero les falta garra y actitud sobre el escenario), "Local Natives", "Muse"...etc. Me gustó el directo que se marcaron las hermanas "Haim", lo mismo que un par de grupos más cañeros: "High Power" y "Goodbye June", y aunque tenía muchas expectativas con Leon Bridges, me dejo un poco decepcionado, correcto sin más.
Así que, y lo que es más importante, de nuevo una buena experiencia de la que aprendo a salirme de mi círculo musical y abrirme a otros sonidos y sobre todo a respetar a quienes corean un estribillo desde su emoción y quienes son creadores de esas emociones. Y todo un premio para mí, me resistí a desenfundar mi móvil durante las actuaciones, idiota de mí.
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