miércoles, 7 de diciembre de 2016

Marah, sala El Sol, Madrid 12/10/2016

La nostalgia es un sentimiento que remueve los recuerdos y que suele funcionar en el mundo del rock cuando se trata de la reunificación de bandas. El público acude en masa para comprobar si las mismas canciones con las que se identificaron hace años siguen ajustando las teclas de su memoria o si son capaces de recuperar los sueños de una juventud pasada.

Marah regresaba a Madrid con la formación original de los hermanos Bielanko, y ciertamente había en el ambiente algo de esa nostalgia de volver a encontrarse con una banda que hace años era señalada como una de las más prometedoras del rock americano; y en esas estábamos, recordando conciertos no tan lejanos en el tiempo, cuando empezó un recital tal y como debe de comenzar un concierto, con toda la energía de los músicos y la misma complicidad del público. Marah ha vuelto para demostrar que pueden seguir ofreciendo uno de los mejores directos que se pueden disfrutar en una sala, pero seguramente también para volver a sentir que el rock y la vida de la carretera sigue corriendo por sus venas.


Todavía recuerdo la primera vez que les vi, ya ni me acuerdo del año, compartían cartel con los Drive By Truckers en un festival madrileño que se llamó "Indyspensable" y que se celebró en un auditorio al aire libre en el barrio del Espinillo. Luego tuve la oportunidad de verles dos veces más, en la sala Joy Eslava y en El Sol, y no me defraudaron, en los tres conciertos me hicieron sentir que era afortunado por ser parte de un directo tan apabullante en el que música y público ofrecieron lo mejor de si mismos.

En esta ocasión, y ante un ambiente fantástico, apretaron el acelerador como si necesitaran transmitir que la vida transcurre velozmente y que lo único que puede frenar por unos instantes el tiempo es vivir dos horas intensas de rock´n roll, y así lo hicieron, con un concierto muy cañero a un volumen que por momentos sonó atronador, y que fue apaciguado por un impasse a mitad del recital en el que se mezclaron entre el público y se dirigieron a las barras del local para interpretar un par de temas a capella. Un espejismo, porque en la recta final del concierto enchufaron más aún si cabe sus instrumentos y se lanzaron sin red de protección a una catarsis cercana al punk-rock en la que parte del público brincaba sudoroso mientras otros miraban estupefactos aquella exhibición de rock´n roll.

Por el concierto que ofrecieron diría que Marah ha vuelto, pero lo cierto es que no sé sin han regresado para quedarse. Eso sí, un gran disco les daría el empujón definitivo para asentarse nuevamente y volver a instalarse en su lugar de eternas promesas consagradas.

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