sábado, 7 de mayo de 2016

Chris Robinson Brotherhood, Madrid, Sala But 10/03/16

Te dicen que la vida es breve pero hay a veces que un concierto es capaz de parar el tiempo, de parecer toda una vida, desconectas, te dejas llevar, y por tu cabeza se suceden imágenes mientras la música suena y a tu alrededor ves caras de satisfacción que coinciden con la tuya aunque sus mentes divaguen con sensaciones diferentes.

Fui al concierto de Chris Robinson sin ser muy fan de los Black Crowes, ni tan siquiera de sus discos con la Hermandad, pero con el presentimiento de que me lo iba a pasar en grande y de que en aquella sala se iba a vivir uno de esos momentos que recordaré cuando finalice el año, y así fue, tres horas en las que asistí a una espectacular muestra de naturalidad donde la banda se agarraba a la improvisación y a la intensidad para deslizarse a través de los contoneos nocturnos de todos los que estábamos allí.



Un concierto dividido en dos partes del que personalmente destacaría "Hello L.A., Bye Bye Birmingham", "Reflections On A Broken Mirror", "Meanwhile In The Gods", "Let´s Go, Let´s Go, Let´s Go", "Shore Power" o "Star Or Stone"..., pero en el que las canciones no eran lo más importante, sino la forma de interpretarlas, la manera en que hacen que éstas cobren fuerza.

Y al mando de aquella patrulla que varía de set-list cada noche estaba Chris Robinson en su roll de hippie, sin moverse como lo hacía con los Black Crowes pero seguramente disfrutando como nunca; Adam Mac Douglas extrayendo alucinógenas notas a un órgano que parecía sonar desde otra galaxia; y sobretodo, Neal Casal, su guitarra arrancó las mayores expresiones de júbilo de un público que cayó rendido ante su forma de tocar y de transmitir emociones.

Ahora que escribo y recuerdo aquellas tres horas de vida y mientras de fondo suena "Reflections...", en mi cabeza se fija una imagen en la que aparezco en medio del campo bebiendo cerveza y fumando un cigarro mientras dejo pasar el tiempo y siento que no tengo necesidad de explicarme porqué lo hago. Eso es el Rock´n´Roll, a veces no sólo es capaz de crear estados de ánimos, a veces también crea imágenes propias que hacen cobrar sentido a una canción, y por qué no, a un pedazo de vida.

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