jueves, 26 de julio de 2018

"Mad Cool 2018" (12-14 Julio, Madrid): Pearl Jam, N.I.N, Queen Of The Stone Age...etc"

Tercera edición del Mad Cool, se esfumó la ahora añorada Caja Mágica y se inauguró un nuevo recinto en Valdebebas que prometía ser la tierra prometida para los amantes de la música en directo. Lo cierto es que después de leer algunas crónicas y críticas de esta edición algunos de los que no estuvieron allí podrían imaginarse que los que sí estuvimos en vez de estar en un festival estuvimos en algo parecido a un campo de concentración. Bien es verdad que la organización el primer día fue caótica, todo parecía improvisarse sobre la marcha, y situaciones que con un poco de lógica se podrían haber previsto se desbordaron. En mi caso me chupé cerca de una hora de cola para entrar en el recinto y me perdí un par de conciertos que me hubiera gustado ver: "Gang Of Youths" y prácticamente "Slaves", también tuve en una ocasión problemas para pagar con tarjeta, y la cobertura del móvil se iba y venía como si la música parase el tiempo real de las comunicaciones.

Sé de enormes colas para acceder; de los problemas que había en las barras para pedir donde parecía que los camareros y camareras, muy amables, parecían que estaban aprendiendo el oficio con nosotros y donde pedir una cerveza se convirtió para algunos en una tortura; de los que pagaron sus tickets de parking y tardaron horas en acceder a este; de la gilipollez de poder entrar agua (dejaban meter una botella de 33cl) pero tenías que bebértela antes de acceder aunque luego hubiera unas pocas fuentes; y del absurdo esnobismo de las zonas vip que en casos como en el concierto de Eels a las siete de la tarde dejaron un inmenso claro en la zona izquierda del escenario.

Por suerte, muchos de esos inconvenientes se fueron arreglando los dos siguientes días, si no hubiera sido así y los problemas del jueves se hubieran repetido posiblemente estaríamos hablando de la defunción del Mad Cool como festival o lo que es peor, de alguna desgracia para los que esperaban pacientemente en el exterior. Yo personalmente disfruté y no tuve ningún problema salvo los mencionados y los que se suceden en cualquier otro festival o concierto multitudinario. A su favor hay que reseñar el sonido de los conciertos, las pantallas de los escenarios, el césped artificial que cubría todo el recinto y la actitud de las bandas que, salvo en el caso de Massive Attack que decidieron cancelar su concierto, ofrecieron lo mejor de sí mismos. El público en general muy majete, mucho extranjero, algunos con modelitos diseñados para ese fin de semana, y algún que otro iluminado como aquel que mientras la música sonaba y los conciertos se sucedían permanecía sentado leyendo una novela: "La Lista De Schindler".

Y a pesar de pasarlo muy bien, si tengo la sensación de que el rock como yo lo conocí cuando iba a un concierto ha ido mutando hasta convertirse en una especie de carrera en lo que lo único importante es ir, simplemente estar y luego poder contarlo aunque ni siquiera se haya disfrutado, y también me pasa en las salas pequeñas, en estas son los eruditos los que a veces parecen acudir casi como un deber, hablan, no bailan, ni siquiera beben y se marchan pronto a casa.

Pero todavía tengo confianza en la gente joven que son los que pueden perpetuar esto que llamamos rock y que siga alimentándose generación tras generación; tengo confianza en esa gente que hace botellón antes de entrar, que sonríen y están felices por ver a su grupo favorito, que te piden perdón si te pisan un pie pero luego se lanzan a un pogo, que no se ponen delante de otro si no pueden avanzar pero antes intentan estar lo más cerca posible del escenario para que cuando el show termine el zumbido en sus oídos les recuerde lo que han visto..., por ellos los conciertos seguirán vivos, y por esos shows minoritarios en los que a pesar de los eruditos la mayoría los disfrutan al haber un contacto más real entre músicos y audiencia. Lo que está claro es que el Rock no se perpetuará por esas zonas vips de pago o esas reventas abusivas, ni por esa parte del público que actúan y piensan como si acudieran a ver una ópera o por aquellos otros que se ponen ciegos y no dejan de joder al personal. Y aquí también entran los artistas, que deberían de hacer algo si no quieren ver cómo sus conciertos se convierten en meras fechas para que otro iluminado diga al día siguiente: "Yo estuve allí", con una gran sonrisa pero con un rostro limpio y sin ojeras.

En cuanto a los conciertos, algunos los vi y otros los viví. El jueves comencé con Eels (buen concierto pero se me hizo muy raro esas zonas de pit reservadas, menos mal que antes de que Josh Homme llamara a las armas para asaltarlas ya hubo conciertos que no parecieron una desangelada escena de la pérdida de la esencia del rock y permitieron que los "normales" entraran en esas zonas acotadas). Luego Fleet Foxes ofrecieron un recital un tanto monótono pero que sirvió para aprovechar ese césped artificial y disfrutar de sus canciones. Vi el principio de Tame Impala y de ahí a Yo La Tengo que me sorprendieron, más cañeros de lo que esperaba y a pesar de que Eddie Vedder y los suyos me esperaban hicieron posible que no me moviese de su escenario hasta que su show prácticamente finalizaba. Y llegó Pearl Jam, poco que decir, uno de los conciertos del año, desde el comienzo con "Release" hasta el final con una acelerada "Rockin´In The Free World" se marcaron un show de esos que siempre recuerdas. "Elderly Woman", "Given To Fly", "Animal", "Even Flow", "Jeremy", "Betterman", "Porch", "Black", "State Of Love And Trust", "Rearviewmirror", "Alive"...etc, un set espectacular e ideal para una noche de verano en aquella enorme explanada al aire libre en la que Eddie Vedder y sus compinches conquistaron Madrid haciendo lo que mejor saben hacer: ser una banda de rock, quizás hoy en día la mejor.

Después intuí un ratejo a Kasabian y me dirigí a otro escenario para ver un grupo que domina una chica con una voz prodigiosa llamado The Last Internationale, grupo de rock que sin embargo se marcaron una versión soul prodigiosa de Sam Cooke: "A Change Is Gonna Change", en la que su vocalista se mezcló entre el público demostrando su potencial escénico. y por último me acerqué a MGMT, me integré en la interpretación de "Kids" y me fui hacia la salida en busca de mi coche que debía de estar aparcado cerca de una zona residencial.

El viernes fue el día que musicalmente menos me gustó. Comencé con Real State, sonaban bien pero no me entusiasmaron, luego le llegó el turno a The White Buffalo, al que le tenía muchas ganas, el tío es enorme en todos los sentidos, pero este fue el concierto que más problemas de sonido tuvo de los que vi. Luego pillé de pasada a At The Drive-In que estaban enloqueciendo a su público, y vi a Snow Patrol tranquilamente como si estuviera en la pradera mientras me tomaba unas cervezas y comía algo. En Jack White me lancé a la parte delantera, bien es verdad que me cayó parte de un mini de cerveza que voló sobre mi cabeza, y que a pesar de que sigo sin pillarle el punto me pareció un gran concierto. Luego, llegó el plato fuerte para muchos, Arctic Monkeys, buen repertorio con un Alex Turner que demostró su personalidad sobre el escenario pero que no cumplió mis expectativas puestas en un concierto que fue más que correcto, muy profesional, pero al que le faltó un poco más de "desorden". Andaba ya ese viernes bastante cansado, me acerqué a Franz Ferdinand y me enteré que el show de Massive Attack iba con retraso aunque finalmente fue cancelado, me hubiera gustado quedarme y echar un vistazo a Black Pistol Fire y a La M.O.D.A., pero mientras sonaba el "Take Me Out" de Ferdinand fui enfilando el camino de vuelta.

El sábado, mucho mejor, había dormido más y tenía ganas de ver lo que me deparaba el día. Comenzamos con Wolf Alice, no hubo problemas de entrar en el pit, así que los vi relativamente cerca y ofrecieron un gran concierto con una Ellie Rowsell que supo desplegar todo su carisma. Luego le siguieron en mi caso Hurray For The Riff-Raff, grupo que está recibiendo muchos elogios por parte de la crítica y que supieron justificarlos sobre el escenario. Kaleo fueron los siguientes, me sorprendieron porque apenas los conocía y había mucha gente viéndoles, un vocalista con una enorme voz desplegando canciones a ritmo de blues y de rock y con mucha presencia sobre el escenario, buen grupo. Luego le llegaba el turno a uno de los platos fuertes del día, el rock musculoso de Queen Of The Stone Age, concierto que se recordará por Josh Homme llamando a las barricadas para que se asaltaran las zonas pit cercadas, otro enorme concierto de rock sin muchas sorpresas pero con una banda poderosa que sigue fiel a su estilo.

Después vi algo a Depeche Mode, aunque preferí descubrir otros mundos, así que me dirigí a otro escenario en el que Black Rebel Motorcycle Club estaban dando una buena lección de lo que es un concierto de rock, me pasé por el tramo final de Rival Sons que estaban arrasando ante un público entregado, y vi la divertida puesta en escena de Future Islands, tres shows diferentes entre sí pero que cada uno cautivaba en su estilo. Antes de que acabase este último atravesé todo el recinto para ver a N.I.N, no es un grupo que discográficamente me haya atraído salvo algunos temas, pero lo que vi, la cinco últimas canciones, me dejaron noqueado por el directo que estaban desplegando, tuve suerte de que llegué y presencié desde el esquinazo del escenario los tres temas que más me gustan de ellos y que más conocía: "The Hand That Feels", "Head Like A Hole" (¡Quién se resiste a ese estribillo!) y "Hurt" con la cerraron el show. Me ganaron y me estoy adentrando en su mundo, es lo bueno que tienen los festivales. Con ese "Hurt" de los N.I.N retumbando en mi cabeza, y que para mí supuso prácticamente el cierre a un festival que musicalmente había tenido una calidad extraordinaria, deambulé por aquella explanada, que ahora me resultaba mucho más simpática que el primer día, tomando una última copa mientras veía a Jet y a Underworld.

Con todos sus inconvenientes, sobretodo ese primer día, mi balance es positivo, disfruté y vi a algunos amigos que hacía tiempo no veía, bebí y comí sin muchas esperas y vi grandísimas bandas y conciertos que algunos de ellos recordaré siempre. Solo espero que el año que viene, si me animo, se olviden de gilipolleces como las zonas vips, que dejen pasar agua e incluso comida (debería ser un derecho), que no lancen a chicos y chicas jóvenes a una carrera por ser camareros en horas, que mejoren los accesos, la cobertura, y si es posible reduzcan el aforo, y si vuelven con un cartel similar e incluso menor al de este año se podrán convertir en uno de los mejores festivales de Europa antes de que el público y los propios músicos que ellos contratan les vuelvan a sacar los colores.

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