Hace años, cuando era un poco más joven y mi adolescencia se acercaba en un veloz tren de mercancías que no sabía que llevaba en sus vagones, veraneaba en una playa donde las tardes de los domigos, fueras creyente o no, eran tardes de ir a misa. Muy a nuestro pesar nos quitábamos los bañadores y nos vestíamos con pantalones largos y una camiseta que no tuviera rastros de sal y enfilábamos el camino hacia aquella iglesia al aire libre. Esa misma sensación de pesadez y desgana se presentó en mi casa estos dos domingos (aunque el de Alejandro Escovedo fuera un lunes festivo) mientras deambulaba por casa vagamente, pero esta vez con el convencimiento de que la liturgia de un concierto es mucho más fiel a mis costumbres que aquellas liturgias evangélicas de las que mi colegas y yo sabíamos sacarle las risas y la complicidad de estar en el lugar equivocado.
El primer fin de semana le correspondía a Alejandro Escovedo, un rocker americano de raíces mejicanas del que se dice que debería haber tenido mayor fortuna y éxito. De hecho, su último disco "Burn Something Beautiful" merecía un rescate sobre el escenario aunque bien es verdad que no sonó el tema que más me gusta de este: "Farewell To The Good Times". Se presentó en Madrid con una banda reclutada en Italia, que actuaron también como teloneros, y que sonaron muy compenetrados con el músico a pesar del poco tiempo que llevan tocando juntos. Alejandro Escovedo dio lo que se esperaba de él, un gran concierto de rock que acabó bien entrada la medianoche con una larga versión de "Like A Hurricane" de Neil Young.
Al siguiente domingo le tocó el turno a los Sadies, con más expectación si cabe y con todas las entradas agotadas como en el de Alejandro Escovedo. The Sadies regresaban a Madrid para presentar su último gran disco "Nothern Passages" y para demostrar que sobre un escenario dominan con precisión no sólo sus instrumentos sino también cada detalle para que sus conciertos se conviertan en pasionales celebraciones de rock´n roll.
La última vez que vi a "Slim Cessna´s Auto Club" en la misma sala se me aparecieron como si fueran la banda que sonaría en el último garito camino del infierno, justo antes de dejar la carretera y deslizarnos por un precipio..., si fuera así, justo en el bar de carretera anterior antes de enfrentarnos a los enterradores estarían tocando los Sadies. No es difícil imaginárselos abriéndose paso a través de una puerta de madera tejana desengrasada con sus trajes y sus instrumentos, como si fueran los cuatro jinetes del apocalipsis, mientras desde el exterior el viento susurra que la vida continuará sobre un escenario en el que ellos podrían estar horas mientras tú entras y sales de aquel garito para soñar, viajar, perderte, encontrarte e incluso para vivir de tus pensamientos, y a tu regreso ellos seguirían allí arriba, como si el tiempo no hubiera pasado, como si aquel contundente directo pudiera permanecer sonando sin descanso.
Los canadienses dieron para algunos de los asistentes el concierto de un año que prácticamente acaba de comenzar, sonaron rotundos, épicos, como si fueran leyendas heroícas del rock´n roll, e hicieron vibrar a un público entregado de antemano al sonido de una banda que a veces parecen extraer todas las músicas con una sola canción. Desde este link se puede escuchar un grandísimo repaso a la obra de los Sadies, hora y media de un gran programa de radio: http://www.ivoox.com/viaje-78-especial-the-sadies-repaso-a-su-audios-mp3_rf_17392047_1.html
"Escribimos para justificar nuestra existencia y comprar un billete de lotería para la inmortalidad que, por supuesto, nunca resultará premiado" Elliott Murphy
viernes, 7 de abril de 2017
Dos Noches de Rock´n Roll: Alejandro Escovedo y The Sadies
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Anda que avisas de estas cosas. ¡Que bien escribes, jodío! Gracias por la referencia.
ResponderEliminarA ver si saco tiempo para leerme tu libro. Salud, crápula
Muchas gracias, tú fuiste testigo, no tengo mucho tiempo para dedicarle al blog, la verdad es que soy vago, perezoso y alguna cosa más que acaba en "oso", pero así te das una sorpresa si entras. Salud y Rock´n Roll.
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