miércoles, 11 de junio de 2025

Van Morrison (Noches del Botánico 5/6/25)

Cuando voy a un concierto de Van Morrison suelo ir sin expectativas, con la ilusión de reencontrarme con uno de los músicos que me marcaron, una de las patas de mi imaginaria mesa sobre la que voy acumulando recuerdos musicales e imágenes que crecieron y convivieron conmigo desde aquella juventud en la que siendo adolescente iba en búsqueda de escapadas y certezas con las que enfrentarme a ese mundo adulto de responsabilidades y decisiones; las otras tres patas de mi particular mesa siguen siendo Bruce Springsteen, Neil Young y Bob Dylan, con la fortuna de que los cuatro sigue vivos y con la eterna posibilidad de volver a encontrarnos. El escenario, en esta ocasión, era el marco ideal para que la música de Van encontrara su lugar en su propia mística, y es que en casi todos los conciertos que he visto en el Botánico, recuerdo los de Beth Hart y los Waterboys entre otros, siempre ha surgido la magia, y con esta la emoción por estar viviendo uno de esos momentos que ya nunca olvidarás. Por suerte, Van Morrison también se dejó embrujar aquella calurosa noche madrileña, después de las tres primeras canciones el concierto fue subiendo en intensidad, que no en velocidad, y si algo me sorprendió después viendo los setlists es que tan solo repitió seis canciones con respecto al día anterior y encima cambiadas de orden, así que tuvimos a un Van The Man genial que exprimió notas a su saxo y a la armónica respaldado por una banda magnífica siempre al servicio del mejor instrumento de Van Morrison, su voz, que sigue siendo inclasificable, y aunque el reloj marcara su ritual si tuve la sensación en muchos momentos del concierto que el hombre que durante tantos años me llevó de viaje me estaba invitando nuevamente a aterrizar en Avalon.