lunes, 11 de junio de 2018

"El Pollito de California o el último bohemio de Madrid"

Hace unos veinte años, cuando mis noches solían ser más largas que los días, aparecí en un garito llamado "El Rincón del Arte Nuevo" donde actuaba entre otros un americano que cantaba flamenco y que se hacía llamar "El Pollito de California". Recuerdo aquella actuación como una de las más divertidas que he visto, quizás fue por la sorpresa de ver a alguien actuar con una enorme pasión que no solo cantaba, sino que también contaba chistes y anécdotas con una acento y una gestualidad tan particular que era capaz de derribar con facilidad el cinismo de aquella parte del público que no estaba acostumbrado a esa transparencia, y a que alguien te pueda sacar más de una sonrisa aunque pretendas fingir que aquello es un concierto de serie B. Yo aquel día vi un tipo armado con una guitarra creyendo en lo que hacía y consiguiendo lo que muy poca gente puede lograr cuando se sube a un escenario, y es que nadie pueda apartar su mirada de él.

Poco tiempo después, una amiga celebró su cumpleaños en un pub cercano al viaducto y contrató al Pollito para dar una pequeño concierto y animarnos la fiesta. Aquel día, entre cervezas que iban y venían pude charlar con él y comprobé que era el mismo individuo que parecía interpretar sobre el escenario, recuerdo que me contó varias anécdotas de cuando era profesor, de Granada, y no sé por qué hablamos de Rossy de Palma y de Loles León a las que él parecía conocer, hasta hablamos de la muerte de Franco. Y cómo suele suceder cuando los botellines se vacían uno tras otro y la conversación entre desconocidos se convierte en una especie de terapia divertida, el tiempo fue pasando hasta que de repente me preguntó la hora y recordó que en ese mismo momento tenía que estar ya en "El Rincón" porque tenía que actuar allí. Así que, agarró su guitarra, y desapareció atropelladamente entre la gente guardando en mi memoria esa imagen que representaba mejor que ninguna otra lo que es la vida bohemia del artista cuando esta es verdadera y no solo una pose.

Coincidimos después un par de veces y volví a verle actuar, años después aparecía regularmente en programas de televisión como "Crónicas Marcianas" donde se aprovechaban de que el personaje y la persona era en este caso la misma, y también le reclutó Abellán para su programa "La Jungla". Más tarde, al igual que le sucede a muchos otros, pareció desaparecer como si la noche se hubiera tragado la imagen de aquel hombre que guitarra en mano se bebía la vida hasta que el amanecer le anunciaba que una penúltima cerveza le vendría bien.

Hace unos meses intenté buscar algún local donde pudiera verle actuar para ir con unos amigos y recordar lo bien que lo pasábamos en sus conciertos, no lo encontré, lo que si vi por you tube es que había regresado con Abellán y que él seguía tocando allí donde le llamaban, ya fuera bautizos, bodas o reuniones de amigos; además, siempre que puede y tiene dinero, suele deambular por las noches cerrando garitos y bares hasta que la claridad se le presenta, y mientras otros a su edad pasean a sus nietos por los parques él regresa a su casa con aquella resaca a la que cantaba y que sigue susurrándole que de nuevo compartirá con él su despertar. Ese es el Pollito de California, uno de los últimos bohemios de Madrid.

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